lunes, 7 de abril de 2014

Operación bikini

Cada vez los días son más largos, el sol calienta un poco más y salimos como caracoles, unos a andar, otros a correr, pero todos con el mismo objetivo:  la temida "OPERACIÓN BIKINI".

Las calles se llenan de mallas, zapatillas y demás atuendos deportivos. Las avenidas parecen "rutas del colesterol", marchando unos detrás de los otros con el objetivo de perder esos odiosos kilos que nos agenciamos, unas veces queriendo y otras veces sin querer, durante el duro invierno.

He escuchado tantas historias diferentes... Hay quien "cierra el pico" con una cremallera y tira la llave por el váter o simplemente cena una triste lata de piña durante los meses anteriores al verano. Otros en cambio se dedican a tomar "fórmulas magistrales" que prometen resultados rápidos y maravillosos. Por supuesto también están los que, como yo, vivimos a dieta durante todos los meses del año.

Mi metabolismo es un poco perezoso, bueno, todo yo soy perezoso, no nos vamos a engañar. Eso del deporte es algo que no me va mucho. Nunca he aguantado más de 2 o 3 meses seguidos visitando el gimnasio con regularidad. 

Me he pasado media vida controlando lo que sí puedo llevarme a la boca y lo que no. El colesterol alto ha sido mi "sino" a lo largo de mis años. Ya me lo decía el médico: "Olvídate de la bollería industrial" y mi pobre madre, a pesar de mis llantos y suplicas desesperadas lo llevaba siempre a rajatabla (gracias Madre, te lo agradezco, porque probablemente ahora viviría con una medicación crónica para el resto de los restos). Obviamente todo "lo verde" siempre salía ganando descartando todas aquellas tentaciones rellenas de chocolate y con un alto contenido de azúcar. ¡Qué aburrimiento! Os lo aseguro. 

Pero un día hace ya unos cuantos añicos todo cambió. Junto a esa odiosa etapa de la vida llena de cambios hormonales, en la que te salen pelos en sitios insospechados, te cambia la voz (y no sabes que hacer con ella) y te sientes un incomprendido de la vida apareció un rayo de luz entre todo ese "penaero". El colesterol remitió y pude dar rienda suelta a mis instintos más básicos (respecto a la comida, ¿eh?) Bocadillos interminables llenos de toda clase de embutidos, chucherías a "tutiplen" y diversos tipos de manjares "prohibidos". Lo siguiente que ocurrió podéis imaginarlo. Me convertí en una pequeña bolita con pelo a tazón. "Buzz lightyear" me llamaban unos, mientras que otros se dirigían a mi llamándome "culo coche" de manera cariñosa. Yo aún no había dado el estirón mientras que todos a mi alrededor crecían y crecían. Pero tranquilos porque "la mano negra" tardó poco en darme un respiro. 

Cuando alcancé el metro noventa de estatura comencé a dar "capones" con la barbilla a todo aquel que un día se metió conmigo, aunque siempre de manera cariñosa, no lo olvidemos. Crecí tanto que me quedé estupendo, pero duró poco (otra vez "la mano negra"). Ya os he dicho que soy de metabolismo lento y si lo sumamos a una pereza máxima tardé poco en acompañar a mi nueva estatura con un buen peso. Vamos, ¡que en invierno no pasaba frío!

El año pasado al acabar el último verano, crucé todos los límites más insospechados y muy a mi pesar, había llegado el momento de replantearse muchas cosas. Es esos momentos es esencial un cambio de mentalidad. Al principio me lo tomé muy enserio y abandoné varios hábitos perjudiciales como la cervecita o la mayonesa. Mis objetivos eran comer 5 veces al día (disminuyendo la cantidad de alimentos ingeridos conforme pasaban las horas del día), beber 2 litros de agua y hacer mucho ejercicio. Si os digo que fue fácil os mentiría, pero con constancia y tesón fui consiguiendo buenos resultados.

En tres meses fui capaz de perder 15 KILOS  y aunque, la navidad hizo algunos estragos, no me importó ¿sabéis por qué? Porque había aprendido a comer bien, de manera sana y equilibrada. Llegó un momento en el que dejé de pensar que estaba a dieta y comencé a pensar en que esa era la manera correcta de alimentarse cada día. Por supuesto, volví a caer en la tentación de algunos productos "prohibidos" pero no hay nada mejor que saber regularse uno mismo y ser capaz de darse cuenta de cuando "te estás pasando" y debes bajar un poco el ritmo. 

Aunque, al igual que donde hay pelo hay alegría, donde hay grasa hay de donde agarrar y qué queréis que os diga, donde se ponga un cuerpo "hermosote" con algunas curvitas ¡qué se quite to' lo demás! 

Os animo a que penséis en estas palabras y sobretodo felicitar a alguien que hace poco decidió también replantearse muchas cosas y ya va por el buen camino. Recuerda que cuando consigas tu objetivo tendremos que celebrarlo. ¡Estoy muy orgulloso de ti!

Quiero agradeceros también el tiempo que dedicáis a leerme, es una de las mejores cosas que me han pasado en mucho tiempo. Ya son más de 1000 visitas (en tan solo una semana) las que habéis hecho por los mundos de Mr. Horrible. ¡¡¡1.000 GRACIAS a cada uno de vosotros!!! 

(yo muy motivado en el gimnasio, cuando voy, XD)

Ale, ¡a darle duro a la operación bikini! :P
Besos queridos
Mr. Horrible


2 comentarios:

  1. No es vivir a dieta, eso también lo decía yo, es madurar y ver que se puede y que no, yo entre semana soy tan sana como una manzana peeero... En el finde me permito todo lo que me da la gana, hago cuatro comidas al día sí o sí, cenal ligera y soy incapaz de merendar ea! Perfecto no podía ser, dos horas de pilates, no tengo coche (ando mil), no frío nada, nada de nada y odio la comida basura aunque sepa bien. Total que de pequeña también era una bola pero de los 14 a los 18 perdí todo lo que no me hacía bien, en la universidad gané unos kg de cerveza y patatas pero se fueron tras dejar la vida de los jueves-viernes-sábados de desenfreno.
    No le llaméis dieta, llamadle vida saludable y con un poco de esfuerzo al final es rutina y termina por costar menos de lo que se piensa.

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    1. ¡Totalmente de acuerdo querida!

      PD: Cuidadito que en Semana Santa tenemos cenorrio... XD

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